‘Festival Ahora’ (3° edición): Talento, feminismo y diversidad musical a flor de piel (23/09/2018)
La música emergente de nuestro país está repleta de propuestas más que atractivas e innovadoras. Algunos artistas vienen teniendo un crecimiento notable (por su nivel en vivo y por convocatoria). Y si hablamos de artistas mujeres, en el último tiempo, ha habido un surgimiento notable. Por eso, el Festival Ahora (que en sus dos ediciones anteriores tuvo artistas de todos los géneros) organizó una fecha solo de mujeres. Una gran propuesta, que tuvo como desafío (y objetivo) mezclar distintos géneros musicales representados solo por mujeres.
El lugar elegido, una vez más, fue Ciudad Cultural Konex. El ‘Salón Columnas’ y el ‘Patio’ se repartirían todos los shows. Y para colmo, el Line-Up tuvo, como pocas veces sucede en los festivales, propuestas para todos los gustos.

El domingo se presentaba caluroso y, para cuando llegamos, Sof Tot daba su show, al aire libre, con el público disperso (pero conectado con la paz que ella brinda). Al final, la cantante lanzó su abrigo (cual rockstar), mientras el público sonreía, sin ánimo de "matarse" por el objeto que caía. Una muchacha lo levantó con ánimos de festejo.
Luego, llegó Violeta Castillo. La banda empezó agrupada en medio del escenario,
dando una imagen de timidez, mientras el sonido le daba fuerza a su performance, con una audiencia que crecía progresivamente. La chica que hizo "Errorws de Tipeo" encerró el sonido del pop y el groove. Los sintetizadores parecían esquivar las columnas del salón. El punto más alto llegó con "Lo que todes ven", donde Viole tuvo un error al empezar la canción (y tuvieron que empezar desde cero). Un momento clave, ya que todo error nos hace perder la vergüenza. O, al menos, eso le pasó a la banda de Violeta Castillo, que supo explotar el momento y que, para el final, dejó los instrumentos y comenzó a moverse arriba del escenario con el micrófono. El sonido se expandió, ellos se expandieron en el escenario y las sonrisas se expandieron significativamente.
De ahí, nos fuimos hacia afuera, donde se ubicaba una de las figuritas favoritas de la noche: Marilina Bertoldi. Se la vio envuelta en luces bajas con delays; ergo, mucha atmósfera y un ambiente muy particular. Así, se soltó al público y confesó que su show sería "algo improvisado". Por momentos, parecía que estaba en su casa, jugando con su caja de ritmos, sus pedales y sus micrófonos. Jugó con toda la creatividad que tenía encima, haciendo canciones como "Rastros", "RACAT", "Cosas Dulces" y hasta covers (de Lenny Kravitz, Radiohead y Patti Smith). Todo esto, estuvo acompañado por un mensaje feminista, que muchos estábamos esperando. Medida con las palabras, pero clara, expresó lo ridículo que le parecía estar en contra del movimiento feminista, cuándo no hay razones para hacerlo. Un mensaje que hay que acentuar en el rock, sobre todo con las noticias que están conociéndose a diario respecto a muchas bandas nacionales (especialmente de abusos sexuales y envueltas de machismo).

Más tarde, volvimos "adentro", donde Jazmín Esquivel usó todo su repertorio para hacer lo que mejor sabe hacer: regalarnos paz. La ‘masa’ lo vivió, lo sintió y lo agradeció. En el medio de la ciudad, entre tanto cemento, y solamente con el sonido de su Les Paul, no es fácil generar paz (a pesar de tener de aliado a un lugar como el Konex). Puntazo a su favor.

Lo que seguía era otro de los platos
fuertes de la noche: la señorita rock. Nos olvidamos de la paz, del ambient, para pasar al sonido pesado que acentuaba la realidad de un evento heterogéneo. Barbi Recanati (con su banda) hicieron calentar las válvulas de los amplificadores. Entendemos que "alejar", de alguna manera, la lucha (y protesta) feminista de este evento, sería una ridiculez. Y no es que nosotros seamos "más del palo de la música pesada", pero entendemos que la distorsión es una vieja amiga de la protesta. Esto, sumado a las palabras de Barbi, que contó como tuvo que "disfrazarse" de hombre para llegar a donde llegó. Recorrió las canciones de "Teoría Espacial", destacándose "A La Luz" y "Frágil".
La noche se hacía presente, y lo que quedaba, ocurriría íntegramente en el salón interior. Siguió Mariana Paraway, dando melodías dulces, con armonías simples (y súper efectivas). Un sonido más clásico y una intención mucho más vintage.
Lo que seguía era Alfonsina: llegó para generar un clima más popero y psicodélico, pero
con muchos inconvenientes técnicos, que generó la disconformidad y el malestar de la banda. Un detalle que no se puede colorear frente al público, pero conociendo a Alfonsina y, por lo demostrado en otras ocasiones, juzgar solo eso sería un error de nuestra parte. El final fue abrupto y pareció llegar con poco sentido. Pese a lo que pasó, el grupo supo hacer las cosas bien.

El despliegue visual más inesperado llegó con POTRA: arriesgando, la cantante apareció con un vestido de novia, y aprovechó todos los rincones del escenario, al cual lo hacía verse inmenso. La gente bailó. Y lo ameritaba, ya que el pop que sonaba generaba movimiento. Llegando al final, nuevamente se vio a la cantante bajar del escenario. Encaró a un chico (que le siguió la corriente en todo el acting) y así se daba el cierre. Mientras la mayoría se preocupó por dar un buen recital, POTRA se esforzó en dar un buen show con todos los agregados extras (no sólo desde lo auditivo, sino también desde lo visual).
Para el cierre, llegó Dakillah. Es la primera vez que BPN habla de Trapp: un género "nuevo", que tiene algo que otros no tienen, y es la baja edad de promedio de los artistas que se dedican a esto. Dakillah es parte de esa movida y una gran contribuyente a este dato "pseudo-demográfico". Hizo bailar a los que quedaban (que éramos menos, una cuestión lógica por el horario y al ser un domingo) con ritmo y letras de barrio.
Fue una jornada donde también se mostró otra cara del arte: graffiteros, artistas plásticos y otras yerbas. Y si sumamos el condimento de los puestos de comida, se puede decir, literalmente, que no faltó nada. Y lo más importante, es que se volvió a marcar la importancia del feminismo en nuestra sociedad. Acompañado de un mensaje de lucha, con el beneficio de deleitarnos con artistas de gran nivel.
Celebramos esta fecha. Ojalá cada vez haya más festivales con grillas así. La diversidad es buena y abrir la cabeza también. Por eso, destacamos y valoramos a todas las artistas, no solamente a las rockeras. El Festival Ahora dejó una marca, que, quizás, sea el germen de algo más grande y masivo en el corto plazo.
El 23 de septiembre fue un día más en donde ellas... tomaron el lugar que les corresponde.
PH: Maria Urdiales