No paran… ni van a parar: Los Acapella llevaron su fiesta a Niceto (29/06/2019)

En una noche plagada de condimentos, Acapella copó el lado B de Niceto Club para ofrecer una fiesta diferente.

El primero de estos condimentos fue el show de Final Abierto, que hizo más amena la espera hasta que llegara la banda del oeste.

Para cuando empezó Acapella, ya podíamos ver de qué se trataba el segundo: no había cables en el escenario. Una apuesta audiovisual, realmente: las guitarras, el bajo y los micrófonos eran inalámbricos. Una apuesta que terminó saliendo muy bien. Con "No voy a parar" salieron con todo, acompañados de una pantalla que, además de cambiar en todos los temas, combinaba incluso con la ropa de cada integrante de los Acapella.

Es evidente que no solo es una banda que se preocupa por sonar bien, sino por verse bien. A su vez, el ‘ida y vuelta’ de Fede (cantante) con el público es constante y los gritos entre canción y canción suelen ser una fija. El histrionismo y espontaneidad de los hermanos (también está Seba Martinez, el baterista, hermano de Fede) le da un toque de frescura y calidez, que lejos de empañar el profesionalismo y la potencia de Guille Vecchio, Gastón Abbiatici y Nico Larroza (guitarristas y bajista, respectivamente), hace que el show sea más divertido.

El tercer condimento trata de los covers: Clásicos como "Tira para arriba" de Miguel Mateos, o "Espadas y serpientes" de Attaque 77, con guitarras poderosas y un toque muy personal del grupo, fueron coreadas y festejadas de principio a fin. También su versión acelerada y punk de "No lo engañes más" de La Champions Liga (a esta altura del partido, podemos llamarla una cumbia nostálgica). De sus propios temas, se destacaron "Estamos bien", "La verdad" (junto a Diego Enriquez de Final Abierto -personalmente la que más me gustó-), "Así quiero estar", "Fuiste", "No estoy para nadie" y "Los lunes", entre otros.

El cuarto ingrediente picante de la noche fue el intervalo. Pasados unos 40 minutos del comienzo del recital, Fede dijo: "Nos vamos a cambiar y volvemos. Quédense que hay una sorpresa". Inmediatamente, llegó el bloque percusivo a cargo de El Brote. Parecía más una fecha pensada para pasar toda la noche que un simple concierto. Punto a favor de Acapella. Todo el lado B de Niceto los recibió muy bien, bailando y también prestándoles atención.

El regreso de los Acapella al escenario trajo consigo los últimos dos condimentos: arriba, los cinco jóvenes de Santos Lugares vestían pantalones y camisas negras con tiradores dorados, haciendo juego con el logo de la banda que brillaba en la pantalla. Abajo, el staff repartió cotillón a diestra y siniestra: luces fosforescentes, sombreros, collares, tubos con colores, de todo. El confeti explotó cerca del final para que todos y todas terminemos en una lluvia de papelitos que nos empezaba a anunciar el final.

El crecimiento que viene teniendo Acapella es notable en sonido, pero ahora subieron la apuesta desde lo visual. Parecía increíble también, que al bajarse del escenario en el post-recital, los muchachos tenían OLOR A PERFUME. Algo inédito y que dice también, como el grupo cuida su imagen en todo momento.

El lado B de Niceto fue testigo de una noche llena de condimentos. Se puede concluir que los Acapella subieron la apuesta. La vara ya está más alta. Y nuestras expectativas para su futuro sólo se basarán en lo que ellos mismos recitan: No van a parar.